Hola, soy @rosy_npt una mexicana muy feliz que se decidió a cumplir sus sueños, a vivir una aventura a través de un viaje a Jordania que sabía iba a cambiar mi vida, y así es como comenzó esta experiencia que ha dejado una maravillosa huella: Antes de viajar a Jordania, estuve en Turquía, en Estambul, por lo que yo pensé que Jordania iba a ser algo similar y ¡No!, no fue así la cultura es diferente, incluso la gente también es diferente, el hecho de poder ver circunstancias diversas, fue como un regalo, porque yo ya iba predispuesta por haber visto fotografías en Instagram, pero cuando ya puse mis piecitos sobre tierra jordana, fue algo completamente diferente.
Llegar a Ammán me hizo sentir que estaba en un lugar donde hay mucha cultura, mucha religión y pensaba en que era un sitio importante donde comenzó la civilización, antes del viaje yo no había leído mucho, era un lugar que me atraía simplemente por lo que había visto, entonces, ya iba con esa idea y al llegar, cuando me empiezan a explicar los guías toda la historia que había detrás, pues sin duda, hizo la diferencia y aún más valiosa la experiencia y eso ¡Me gustó!
Lo mismo sucedió en las ruinas de Jerash, estando allí fue cuando supimos que esta zona era parte de un trayecto a Tierra Santa, saber que estaba a tan poquitas horas donde habían existido líderes bíblicos, esto me hizo como ¿Sentir una conexión? Como algo espiritual que yo pensaba que no me iba a “jalar”, pero al estar allí en algún momento hasta imaginé a Moisés, y como había leído algo de John Maxwell acerca de liderazgo donde lo mencionaba junto con otros líderes bíblicos, por esto es que pude sentir algo más y hasta me dieron más ganas de regresar.
Cuando llegué al Monte Nebo y vi la cruz, me acerqué y sí, puse una intención que se me está cumpliendo. Imagínate lo afortunada que soy pues tuve muchos lugares mágicos. Llegando el primer día nos llevaron a la Iglesia de San Antonio y ese día dije “Aquí es el momento de pedir una pareja”, luego fuimos a la Casa de la Virgen María y nos dijeron que allí también podíamos hacer una petición. En todos los rituales que podía, pedía un deseo, incluso cuando estuve en el Mar Muerto, sumergí a la tóxica que llevaba dentro, regresé renovada. Bueno, es más, en el viaje perdí peso, ¡Perdí peso, perdí kilos!
Estando en el sitio del bautismo yo me metí hasta donde se podía y después de esta experiencia, el haber estado allá y conocer lo que es el ritual del bautismo, me hizo regresar con la intención de bautizarme, yo nunca me he bautizado por voluntad y ahora es algo que lo quiero hacer de forma consciente.
Durante el trayecto nos dijeron que íbamos a visitar un Castillo, al llegar allí había muchas tiendas con recuerdos y artesanías, me probé algunos trajes típicos y hubo una prenda que ¡No me la pude quitar! Me encantó, e incluso algunos de mis compañeros del grupo me dijeron “¡No, ya quédatelo!”, y dije, ¡Sí, esto ya es mío!
Continuamos el viaje y así llegamos al Mar Muerto, lo primero que me impresionó fue ver el impacto climatológico, ya que vas caminando para entrar así como si fuera un camino de playa, y vas viendo la fecha del año marcando hasta dónde llegaba su nivel, y me impactó porque dije, “No puede ser que en tan poquito tiempo el Mar Muerto se esté secando”. Y entonces pensé en lo afortunada que soy porque lo estaba conociendo. Al llegar te dan las sugerencias para no salpicar tus ojos, para flotar, y acerca de la seguridad, entonces me meto y empieza a picarme horrible el agua y le pregunto al guía, “¿Oye, por qué siento que me estoy quemando?” Y me responde “ponte lodo” y fue como un spa natural y dejó de picarme, así es como estuve: Me ponía lodo, me lo quitaba, me volvía a meter y en esas entradas y salidas ¡Que me cae la sal en los ojos! Y viví la experiencia que no tenía que vivir, ahorita ya me da risa pero en ese momento, dije, ¡Ay, cómo me pude descuidar tanto!, pero esto también es algo que disfruté, como flotar, en realidad ¡Todo lo disfruté y ver los colores!, el color me impactó, son como pedazos de sal por donde tú vas caminando, para mi fueron muy poquitas horas, ¡Muy poquitas! A mí me hubiera gustado estar más tiempo. Creo que la mitad del grupo se quedó fuera pero de verdad ¡Vale la pena meterse!, hay que ir preparado, llevar un traje de baño para vivir esta experiencia, que en realidad no estaba entre mis planes ni era mi meta, pero al llegar y disfrutarlo fue una algo único, por eso ¡Quiero regresar, quiero regresar!
Antes de continuar con el relato y los detalles del viaje, déjame comentarte algunas cosas más, como es la seguridad, que debido a la región donde se ubica siempre está en duda, pero déjame decirte que en Jordania yo me sentí súper bien, todo muy seguro; tuvimos una experiencia increíble, pues a una persona del grupo se le perdió su celular, y el comentario general fue, ¡Ay, pues ya olvídalo!, y resulta que el guía, lo reporta y ¡Lo recuperan!, se lo entregaron al día siguiente; además déjame decirte que durante el viaje siempre hubo un policía acompañándonos, y por el tipo de guía que nos tocó, siempre me sentí segura, lo que confirma que Jordania es un país seguro.
Otro aspecto que no me esperaba fue la geografía del país, porque durante el recorrido van cambiando los escenarios: Yo recuerdo que durante los traslados que duraban en algunos casos horas, yo abría mis ojos y estaba en un desierto, los cerraba, y al abrirlos de nuevo cambiaba y parecía nieve, lo que era la salinidad en la tierra; volvía a abrir mis ojos y había vegetación. O sea, en un mismo día pude disfrutar de muchos tipos de paisajes.
La comida, ¡Ay, Dios mío, la comida fue increíble! Hay mucha comida que definitivamente no conocía. Toda la probé, fue deliciosa, nunca sufrí de algún malestar o de algo que no me hubiera gustado. Fue una gran experiencia.
