La riqueza cultural y patrimonial de Jordania es fruto de la historia y los eventos que han tenido lugar en su territorio durante milenios. Algunas de las civilizaciones más antiguas del mundo habitaron e influenciaron la región, impulsando su desarrollo y dejando rastro de la prosperidad que vivieron ahí en diferentes etapas.
Aquí te mostramos tres de las culturas que dejaron las huellas más sobresalientes:
Los romanos
El imperio romano, desarrollado entre los años 27 a.C. y 395 d.C., se extendió desde el océano Atlántico hasta las orillas del mar Caspio, el mar Rojo, el golfo Pérsico, y desde el desierto del Sahara hasta los ríos Rin y Danubio.
En Jordania, los ejemplos más relevantes de su legado están en sitios como
Jerash, la ciudad romana mejor conservada en Medio Oriente,
Pella, otra importante urbe en el extremo oriente del imperio, y en la ciudadela de
Amman en el Templo de Hércules. Enormes columnas, templos, calzadas y ciudades enteras permiten revivir aquel pasado glorioso.
Los nabateos
Este antiguo pueblo ismaelita tuvo su época de mayor esplendor entre el siglo IV a.C. y el 1 d.C., desarrollándose en el sur y el este de la región palestina (que hoy ocupan Jordania y Palestina). Su capital por más tiempo fue
Petra, una localidad próspera debido a que se encontraba en el paso de diferentes rutas de comercio de artículos originarios de Arabia, India, el mar Rojo, e incluso la ruta de la seda. Esta ciudad tallada en roca es el destino jordano más reconocido en el mundo gracias al magnífico trabajo en sus edificaciones, de las cuales destacan El Tesoro y El Monasterio.
Los omeyas
El Califato de los Omeyas era un linaje árabe cuyo poder se extendió desde la península ibérica y el norte de África hasta el océano Índico entre los años 661 y el 750 d.C., reuniendo 15 millones de km² bajo su poder y convirtiéndose en el imperio más grande del mundo a la fecha y el quinto más grande los que se tiene registro.
La ciudadela de
Amman tiene el Palacio de los omeyas, una estructura conocida en árabe como al-Qsar, que se cree puede haber sido un edificio burocrático o la residencia de algún funcionario omeya. Con este monumento, la ciudadela demuestra haber sido testigo de vida romana, bizantina y omeya, y también del nacimiento de las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam.